En Tengboche 3860m va ha desarrollarse gran parte de mi segunda novela. Estuve dos días al empezar el trekking del Everest. Asistí a los ritos donde los monjes leen las escrituras sagradas tibetanas, hice un montón de fotos y conocí a varios monjes, no me dio tiempo a mucho así que estaba deseando volver. Cuando termino el trekking regreso a Tengboche dispuesto a documentarme a fondo y con la ilusión de poder entrevistar a los monjes, y que me permitan ser testigo del día a día del monasterio.
Voy al templo y está Tashi uno de los monjes que conocí, nada más verme me reconoce y me invita a sentarme a su lado. Sentados al sol en el patio del monasterio, hablamos del trekking, de mi proyecto y hacemos bromas. Le invito a comer a mi hotel y acepta encantado. Me dice que pida yo lo que quiera, yo le digo que elija lo que más le guste, le pregunto qué comen en el templo y me dice que siempre arroz y verduras. Pedimos unas pizzas y unos momos. Le enseño todas las fotos del viaje y alguna que tengo de Tailandia, son las que más le gustan. Tiene 25 años y lleva desde los 12 en el monasterio, más de media vida. Se marcha a sus deberes y quedamos para el rito de las tres.
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Después de éste me invita a la cocina del monasterio, es muy simple con un gran fogón en el centro y unas mesas y unos bancos para comer. Están Tashi, Namgyal y Nima, les pregunto cosas del templo y de sus vidas, les cuento cosas de la mía, les digo que tengo una casa en España y me preguntan cuanto me ha costado, cuando se lo digo no pueden creerlo, con ese dinero se pueden comprar diez casas en Nepal. Como tienen un inglés rudimentario como yo, nos entendemos bastante bien. Me tomo cuatro tazas de té con ellos y Tashi me dice que vaya mañana a su cuarto a desayunar. —¡Voy a ver la habitación de un monje!—. Por la noche hablo mucho con el dueño del hotel, me cuenta que el año pasado hubo tres accidentes de avión y murió mucha gente, eso sumado a que han subido mucho las tasas para escalar, este año hay mucha menos gente. El gobierno es muy corrupto y no invierte dinero en el país (no son los únicos). Se pega toda la noche nevando y cuando me levanto está todo blanco, voy al templo y Tashi me lleva a su habitación. Me siento en su cama en la posición de loto y él se pone a hacer el desayuno en un hornillo de butano. La habitación es pequeña unos 8m², tiene una cama, unas estanterías donde hay libros, mantas, hábitos y cuencos con ofrendas. Las paredes están forradas con posters de Budas, del Dalai Lama, paisajes con montañas y uno de Bruce Lee. Me prepará unos fideos y té de manzana. Me deja cargar la cámara de fotos ya que en el hotel hay que pagar. Está ayudando a su padre y su hermano a montar una empresa de guías, ellos son buenos escaladores: el padre ha subido 5 veces al Everest y su hermano más de diez, otro hermano murió escalando el Lhotse. Pero ellos saben leer ni escribir así que se está encargando del papeleo. Le doy algún consejo y le prometo que les ayudaré a traducir la página web al español. Volvemos a comer juntos en el hotel, esta vez pollo con patatas, los monjes no pueden matar animales pero si comer carne, siempre que lleve más de tres días muerto. Luego vamos al monasterio y me enseña la biblioteca y otro templo que tienen solo para ellos, me siento un afortunado por poder ver esta parte prohibida para turistas. Esa noche escribo el título de la novela en un archivo, lo abro y comienzo a teclear. Las palabras fluyen, me siento inspirado y feliz, llevo siete meses trabajando en ella, desde que se me ocurrió la idea: Leyendo sobre el tema, recopilando información, acumulando ideas… He esperado mucho este momento y aquí, en el Himalaya, rodeado de las montañas más altas de la tierra y al lado del templo, tenía que nacer mi nueva obra. Antes de irme paso por el monasterio, me despido de todos con un apretón de manos y Tashi me dice que le acompañe. Entro con él al templo y me ata al cuello un cata blanco con inscripciones gravadas, dice que me dará buena suerte, también me coloca al cuello un cordel rojo para que tenga una larga vida. Nos despedimos con un abrazo y emprendo el camino a Namche Bazar.
Mientras camino pienso lo afortunado que he sido en conocer a Tashi y poder ser partícipe por unos días de la vida del monasterio. No tengo ninguna duda en que la novela gustará a la gente y será un éxito, tengo el apoyo de los monjes de Tengboche.