Casi con una hora de retraso (como pasa muchas veces en Laos), cogimos un barco que en una hora río arriba nos llevaría a Muang Ngoi Neua, una aldea que solo tiene acceso por agua, donde no hay coches ni motos y se respira una paz y tranquilidad que invita a quedarse.

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Puerto de Muang Ngoi Neua

Puerto de Muang Ngoi Neua

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Muang Ngoi Neua

Muang Ngoi Neua

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Teníamos pensado estar solo dos o tres días pero al ver el lugar y el bungalow donde nos íbamos a alojar decidimos pasar aquí los últimos días del año. Negociamos el precio y quedándonos siete noches una de ellas nos salió gratis. El bungalow es el más grande y bonito que hemos estado. Tiene un porche de madera donde poder tomar el aire,el interior es muy espacioso, la cama grande y cómoda, tiene una gran mesa de madera donde poder escribir y baño en la habitación.

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Nuestro bungalow

Nuestro bungalow

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¡Por fin tenemos espacio!

¡Por fin tenemos espacio!

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El primer día lo pasamos descansando, leyendo y  Amara haciendo collares (cada vez más bonitos).

Fuimos a caminar por una ruta hasta a unas cuevas y luego continua hacia una cascada y unos poblados. Como no… hay que pagar. Las cuevas no valen nada pero el sendero es muy chulo, entre campos y montañas llagamos a un poblado donde viven apartado de todo, los pollos corretean picoteando y los niños juegan despreocupados y te saludan al pasar. El camino seguía hacia otro poblado y una cascada, pero volvemos diciendo que ya iremos en otro momento.

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Llegando al poblado

Llegando al poblado

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Niños del poblado

Niños del poblado

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Interior de la cueva

Interior de la cueva

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Ganado pastando

Ganado pastando

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Hemos encontrado la forma de ahorrar y comer bien. El desayuno lo tomamos en un buffet libre por dos euros y la cena en otro buffet por un euro y medio, saltándonos la comida.

El día de noche vieja hace un frío tremendo, nos ponemos toda la ropa que tenemos y por fin con las ideas y la documentación que he recopilado, comienzo a escribir Lo que el mar no se lleva. Como en el bungalow nos morimos de frio optamos por ir a echar unas cervezas antes de cenar y así nos calentamos un poco. Compramos una bolsa de patatas fritas en una tienda y vamos a un bar que tiene unas vistas muy bonitas al río, pedimos una cerveza y cuando abrimos el paquete de patatas hacemos un pequeño amigo (un niño laosiano de unos tres años) coge una patata con un poco de vergüenza y sonriendo, pero a lo que había cogido la quinta patata empieza a cogerlas a puñados haciendo gracias pero no paró hasta que se acabo la bolsa, entonces se fue con sus hermanas mayores que estaban por allí. Nos tomamos la cerveza bastante a gusto ya que había un brasero en el centro de la terraza y llegaba algo de calor. Al poco de irnos vino el niño con un colacao que le había dado su padre y nos ofreció si queríamos. Quedó como un señor…

Nuestro amiguito

Nuestro amiguito

Estuvimos dando vueltas por el pueblo a ver si en algún restaurante daban alguna cena especial pero fue al revés, los mayores estaban todos de fiesta, tenían mesas en la calle y unos grandes altavoces donde salía una música tronadora. La cerveza y licores corrían como la espuma. Los establecimientos los llevaban los niños que cocinaban y servían las bebidas entre juegos y risas. Encontramos un sitio muy bien adornado con luces de navidad, donde los adultos trabajaban para variar… El lugar estaba muy bien decorado con una gran barra de bar y detrás de ella un expositor de botellas, todas muy bien ordenadas según el tipo de licor. Tenía un porche hecho de bambú y las mesas y sillas también era de este bonito material. Nos sentamos y ojeamos la carta pensando en cenar allí si no era muy caro, vemos que los precios son parejos a los de la zona, pero de momento solo pedimos una cerveza ya que es pronto para cenar y si no, no llegaremos a las 12. Al poco rato de estar allí vinieron Montse e Idma, dos mujeres de cincuenta y pico años que conocimos el día anterior. Son las primeras personas españolas que conocemos en Laos. Vienen acompañadas de un matrimonio de Suiza y una mujer de Haway. Nos acompañan a la mesa y cuando ya vamos a pedir de cenar Montse ve a un hombre que esta solo en la mesa de al lado y le invita a unirse a nosotros, pero como su mesa es mas grande nos trasladamos todos a la suya que estaba fuera del porche, más cerca del río y hace bastante mas frio, pero aguantamos gracias a unas mantas que nos trajo el camarero. La velada estuvo muy bien hablando entre inglés, español y francés. Lo que no estuvo nada bien fue la cena por lo menos la mía… Pedí no se qué de pato y me trajeron como una ensalada fría con tiras de lo que se supone que era pato, súper malo ¡Eso me pasa por innovar, nunca aprendo! Fue muy curioso ver como las dos solteronas españolas coqueteaban con el hombre que estaba solo, era un australiano con un gran bigote. Como terminamos de cenar pronto y en algunos lugares ya era año nuevo, decidimos celebrarlo a las 10, Amara repartió doce cacahuetes a todos de la mesa y con un palo y una tabla Montse toco las campanadas. Todos comieron los doce cacahuetes y nos felicitamos el año nuevo con besos y un brindis. Montse se ligó al australiano, lo que fue bastante curioso ver el proceso de miradas y coqueteos en personas tan mayores, pero el amor no tiene edad…

Después nos acercamos a una hoguera que había en la orilla del río, tomamos una cerveza pero como hacia frío y tampoco había mucho ambiente a las once y media nos fuimos al calor del edredón.

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Cena de Noche vieja

Cena de Noche vieja

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Cena de Nochevieja

Cena de Nochevieja

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El día de año nuevo hacia menos frío, los locales lo celebraron más todavía que la noche vieja, con música y caraokes por todo el pueblo. Nosotros teníamos un poco de resaca ya que no estamos acostumbrados a beber. Por la mañana no hicimos nada, por la tarde fuimos a unas cuevas que hay a la izquierda del pueblo, son bastante mejor que las otras<<por lo menos tienen estalactitas>>. Encima de ellas trepando por unas escaleras de maderos y troncos de bambú hay un mirador. Ofrece una panorámica espectacular del pueblo. Cuando fuimos a casa tuvimos que aguantar el karaoke hasta las 11:30. Se pasaron de la hora limite que en todo Laos son las once de la noche. Es un país comunista con bastantes restricciones entre ellas no se puede jugar al poker online..

Vistas de Nuang Ngoi Neua

Vistas de Nuang Ngoi Neua

El día siguiente por fin salio el sol. Compramos comida para llevar, cogimos la esterilla grande que compré en Koh tao y montamos un pic-nic en la orilla del río. Después de mucho tiempo estuvimos tomando el sol… !sin camiseta!

Pic-nic al sol

Pic-nic al sol

Regresamos al camino de la derecha que va a los poblados, al ir a pasar el control nos dicen que hay que pagar y nos quejamos de que ya pagamos la vez anterior, que es una vergüenza tener que pagar por dar un paseo… Y el de la garita nos responde: ¡Vosotros españoles, nunca querer pagar! Indignados pero riéndonos por lo calado que nos tienen, nos damos la vuelta y buscamos una opción para saltarnos el control. Cruzamos el río y nos adentramos por unos campos ya que no encontramos camino, después de caminar un rato campo a través a Amara le entra miedo no haya alguna serpiente y nos damos la vuelta. Es una pena que en un lugar tan hermoso te hagan pagar si quieres salir a explorar los alrededores del pueblo.

Este pueblecito a la orilla del río y rodeado de montañas siempre tendrá un lugar privilegiado en mi corazón. Llegó la hora de partir, para ir a Luang Prabang nuestro próximo destino elegimos hacerlo en barco en un viaje de ocho horas navegando por el río Mekong.