Cogimos el autobús rumbo a Pak Mong, fueron ocho horas por la peor carretera que hemos ido este viaje pero con unas vistas very nice!

Cuando llegamos cogimos una camioneta hacia Nong Khiaw, un pueblo muy rústico a la orilla del río que lo separa en dos partes unidas por un gran puente. La parte oeste es donde viven los locales y la parte este es donde están la mayoría de guest house y restaurantes. Nos alojamos en la parte este en uno de los sitios más limpios que hemos estado, con una buena cama y agua caliente.

[two_columns]
[column1]

Nong Khiaw

Nong Khiaw

[/column1]
[column2]

Vista desde el puente de Nong Khiaw

Vista desde el puente de Nong Khiaw

[/column2]
[/two_columns]

El primer día recorrimos el pueblo y seguimos un camino que iba paralelo al río, es de tierra pero esta muy bien allanado, se alternan subidas y bajadas con unas vistas impresionantes del Mekong. Por la tarde seguimos la carretera dirección este hasta llegar a una cueva pero como es un poco tarde y hace ya frío decidimos volver el día siguiente. Es noche buena y aunque ni Amara ni yo somos muy navideños, buscamos un sitio donde se pueda comer un buen filete y sobre todo que tengan vino, llevamos tres meses sin probar la sangre de Cristo. No fue tarea fácil por que el zumo de uva escasea por estas latitudes (no saben lo que se pierden). Pero lo conseguimos, era un restaurante en una terraza de madera ubicada en la segunda planta de una casa. Le pedimos al camarero una botella de vino, nos dijo que no, que una botella era imposible. Nosotros replicábamos que en algún sitio tendrá que ir el liquido o a una mala que nos pusieran una jarra pero entre que no nos entendía y que aquí son un poco cortos para estas cosas. Nos enseñó el recipiente del vino y era un tetabrik de cinco litros con un grifito, así que nos puso dos copas de un vino tinto que aunque no era gran cosa nos supo a gloria. La cena consistió en una ensalada de centro muy rica, un filete de beef con patatas para mí, que estaba un poco duro y unos macarrones para Amara(su cena especial…). Acompañado de dos copas de vino y pan, nos pareció estar un poco más cerca de nuestra casa y nuestra gente. La cena nos costó 16e la cena más cara desde que estamos en Asia. Después de cenar dimos un paseo, entramos a una terraza con adornos navideños y tomamos dos cubatas a la luz de una vela.

[two_columns]
[column1]

Cena de Nochebuena

Cena de Nochebuena

[/column1]
[column2]

Copita después de cenar

Copita después de cenar

[/column2]
[/two_columns]

El día de navidad lo pasamos caminando, primero fuimos a una cueva que sirvió de refugio a la gente del pueblo en la guerra del Vietnan que también salpicó a Laos. La cueva no tiene nada de especial solo su cometido en el pasado. Luego cogimos un sendero de tierra que salía de la carretera dirección a una arboleda compuesta sobre todo por chopos, tuvimos que descalzarnos para cruzar el río, seguimos por unos campos de trigo hasta que termino el sendero y retrocedimos.

[two_columns]
[column1]

Dentro de la cueva

Dentro de la cueva

[/column1]
[column2]

Caminando por el bosque

Caminando por el bosque

[/column2]
[/two_columns]

Al día siguiente seguimos la carretera de las cuevas pasando por un poblado lleno de niños como siempre, y a un kilómetro subía un camino de tierra dirección a las montañas. Cada vez era más empinado, se iba adentrando en una colina rodeada de vegetación y con cada vez mejores vistas. A Amara le empezó a doler la tripa y tenía que parar de vez en cuando a descansar. Sobre la colina había un grupo de casas hechas de cañas y paja, donde los paisanos trabajaban en sus labores diarias como coser, moler trigo, cocinar. Y los niños como siempre nos saludaban al pasar. Subir hasta allí nos costo casi tres horas y eso nos hizo pensar en lo apartados que estaban esta gente del mundo pero lo privilegiados que son viviendo en un lugar tan idílico como aquel.

[two_columns]
[column1]

Campos de cereal

Campos de cereal

[/column1]
[column2]

Laos, un país de montañas

Laos, un país de montañas

[/column2]
[/two_columns]

Las vistas desde el puente son el mayor reclamo de Nong Khiaw, sobre todo al atardecer cuando el sol tiñe de rojo el río y sus aguas parecen de plata.

[two_columns]
[column1]

Foto de postal

Foto de postal

[/column1]
[column2]

Atardece en Nong Khiaw

Atardece en Nong Khiaw

[/column2]
[/two_columns]

Esa noche cenamos en un restaurante indio probando sabores y texturas diferentes. Estaba todo buenísimo… fue la manera de despedirnos de este increíble lugar. Por la mañana cogimos un bote que nos llevará río arriba hasta nuestro próximo destino…

En el bote

En el bote