¿Cuántas veces dejamos pasar las oportunidades por complacer a los demás?

El tren pasa una vez, y si no subes, puede que no pase más o que cuando lo haga, tengas responsabilidades que no puedas dejar atrás.

Cuando decidí cerrar mi empresa y comenzar a viajar acababa de cumplir treinta años, no tenía hijos ni nadie a mi cargo, iba a cerrar una empresa arruinada y a hacer un cambio, ¿qué mejor momento que este?

Llegó el momento de decirlo a la familia, amigos y clientes.

¡Me tacharon de loco!

Cuando te separas de los roles establecidos, cuando dejas a un lado las comodidades del hogar, la seguridad de la nómina… eres el raro, eres el loco. Te preguntan ¿y qué vas a hacer? ¿de qué vas a vivir? Y tú respondes: “no lo sé”. La mayoría de la gente no concibe una vida sin tenerlo todo controlado, te quieren contagiar con sus miedos, sus limitaciones y te quieren dejar claro que es imposible. Como ellos no se ven capaces creen que tú tampoco lo serás.

¡No hagas caso!

Si tú crees que es posible no dejes que nada ni nadie te separe de tu sueño.

Como decía Edison: “Los que piensan que es imposible, no deberían molestar a los que lo estamos intentando”.