Nagarkot – Shivapuri National Park 3/4/2014

Día 1: Varias personas me han recomendado ir a Nagarkot y disfrutar de sus alrededores, así que voy dispuesto a pasar unos días tranquilos en la naturaleza. Me acompaña Anna, una chica italiana que conocí en Katmandu. Después de coger dos autobuses locales llegamos. Cuando llegamos está lloviendo y hace frío, buscamos alojamiento y damos un paseo de reconocimiento. El pueblo no es muy bonito y hoy como está cubierto no hay buenas vistas, pero está rodeado por bosques teñidos de un verde intenso. Día 2: Veo el amanecer desde la terraza del hotel, el sol aparece entre las montañas iluminándolo todo de rojo. Seguimos un camino que lleva a unos pequeños poblados, es comodo y hay rododendros, helechos, pinos y musgo mires donde mires. Los niños salen a saludarnos y a pedirnos chocolate y dinero…

sale el sol en Nagarkot

sale el sol en Nagarkot

Día 3: Acompaño a Anna un rato para despejarme y coger energías en la naturaleza pero vuelvo al hotel. Tengo los tatuajes muy recientes y ayer me rozó la camiseta y tengo el brazo colorado, así que aprovecho para escribir y ordenar las fotos y vídeos. Me cuesta buscar tiempo para trabajar con tantas cosas que ver y personas interesantes que conocer… Día 4: Camino dirección norte hacia el parque natural de Shivapuri, Anna se ha ido al sur a Namo Buddha, un monasterio donde pasar los últimos días que le quedan. En tres horas caminando por pequeñas aldeas llego a la entrada del parque, la vegetación lo cubre todo, los helechos miden más de 3m y hay cientos de pájaros: verdes, azules, naranjas y sus cantos alegran el precioso paseo. Cuando llevo 7h llego a Chisapani 2200m, el pueblo está en un sitio pribilegiado en el filo de la montaña y con vistas a las dos vertientes. Me alojo en Galaxy lodge, es barato y la comida está muy buena, me doy un capricho y me como un puding de chocolate que está riquísimo.

Helechos enormes

Helechos enormes

Día 5: Me levanto al amanecer pero está nublado, tendré que esperar para ver las montañas. Escribo un rato y salgo a hacer una vuelta circular por el parque. Pago la entrada que son 250rp y subo la cuesta con cientos de escalones. Intento ir rápido pero es imposible, a cada momento paro a disfrutar de una nueva planta o de un pájaro lleno de color. En unas 3h llego a Mulkharca y como el peor y más escaso fried rice del viaje. Vuelvo por otro camino que va pegado al río y su orilla rebosa vida, crecen los rododendros más grandes que he visto de unos 5m y los locales se bañan y pescan con redes. Bajan pequeños afluentes de las montañas con piedras verdes y agua clara. Llego a un gran lago, camino por su orilla y me adentro en la selva un poco separado del camino. Me siento enfrente del agua cristalina y medito escuchando el cantar de los pájaros, cuando abro los ojos me sorprenden unos pavos con un plumaje azul y la cola roja y abierta en abanico, los observo en silencio mientras el sol resplandece en el lago. Ceno con dos americanas y dos noruegas. Hay tormenta y se va la electricidad del hotel, los rayos crean fogonazos y los truenos retumban en las paredes de roca. A la luz de las velas contamos historias de miedo, con mi inglés rudimentario les cuento una historia del Yeti que invento sobre la marcha, y las americanas hacen un truco de telepatía que nos deja con la boca abierta.

 

El río y sus rododendros

El río y sus rododendros

Día 6: ¡Por fin está despejado! Subo a la azotea a ver el amanecer y el expectáculo es precioso. El sol rompe el alba y baña con sus rayos los picos nevados.

Amanece en Chisapani

Amanece en Chisapani

 

Hacemos yoga las chicas y yo, es lujo saludar al sol con tres chicas guapas y unas vistas increibles al amanecer, buena forma de empezar el día… Desayunamos juntos y salgo otra vez con la mochila a la espalda.

[two_columns]
[column1]

Yoga al amanecer

Yoga al amanecer

[/column1]
[column2]

Saludo al sol

Saludo al sol

[/column2]
[/two_columns]

 

 

Tomo rumbo oeste y voy por un sendero minúsculo donde no encuentro a nadie, veo más pájaros que ningún día, unos del tamaño del dedo gordo y con una cresta muy graciosa, son mis preferidos. Llego al pico Shivapuri 2725m desde donde se ven unas buenas vistas del balle, el bosque y los Himalayas. Cuando bajo cojo lo que creo que es un atajo pero cada vez se embosca más y desaparece. Llevo bien la orientación, siempre bajando hacia el sur, estoy tentado de volver pero sería más de media hora de penosa cuesta así que me la juego y sigo con la ayuda de la brújula, antes o después cogeré el camino bueno. Cuando llevo 50 minutos bajando campo através y sin encontrar el camino, pienso en que me pierdo y tengo que pasar la noche en la jungla, me imagino haciendo un fuego y escuchando los ruidos de la noche… Encuentro el camino y continúo, me encanta este lugar, pienso en lo afortunado que soy estando aquí, con naturaleza desbordante a cada paso y me da pena abandonarlo. Me vuelve a la cabeza lo de pasar la noche y no me parece tan malo. Llego a Nagi Gumba un monasterio budista donde viven solo monjas, asisto a la puja y disfruto de sus cantos y mantras. Aquí no hay restaurantes, solo hay una pequeña tiendecita donde compro algo de comida, lleno mi cantimplora y subo una hora dentro del parque dispuesto a pasar la noche en la selva. Aquí viven tres especies de leopardo, gatos salvajes y osos. Alguno de ellos me vino a visitar en la noche, pero eso será otra historia…

Vistas desde Shivapuri peak

Vistas desde Shivapuri peak