Uno de los lugares que más ganas tenía de visitar era el monte Fuji, ese volcán sagrado emblema de Japón y que me recuerda a mi querido Teide. Después de una tarde de varios cambios de tren llego a Kawaguchico, pueblo a las faldas de la montaña.

Lago Kawaguchico

Lago Kawaguchico

Es noche cerrada y una espesa niebla envuelve de humedad el ambiente. Cojo un mapa de la estación y voy hacia el lago en busca de un lugar donde pasar la noche. Encuentro un sitio recogido con unos árboles haciendo de porche y césped esponjoso como colchón, sería perfecto si no perteneciera a una propiedad privada. Intento no hacer ruido para no alertar a los dueños y ceno arroz para variar. Viene un coche de policía y aparca cerca de donde estoy. Pienso que han llamado los vecinos. Recojo todo lo rápido que puedo y me adentro en el bosque, el corazón me late con fuerza y me siento como un delincuente huyendo de los maderos… pero ¡si no estoy haciendo nada malo! Solo quiero dormir en la puta calle. Una vez en el bosque, veo que miran alrededor y se van.

Continúo por un camino de tierra que asciende entre espesas brumas, la luz de la linterna se refleja en la niebla, subo entre árboles desnudos con ramas que parecen manos que me quieren agarrar, solo falta el aullido de un lobo para la peli de terror. Veo un sitio resguardado por un tejadillo, es un edificio abandonado y medio derruido. El suelo está cubierto de hojas muertas, planto la esterilla y me acomodo para dormir. No estoy solo. Comienzan a emerger bichos, una araña de considerable tamaño se posa en mi pie, la aparto con la mano. Un cien pies serpentea por la pared, cochinillos juguetean entre las hojas y hay un insecto que no conozco, de cuerpo robusto, patas largas y antenas que parecen cuernos, es como una araña pero con cara de buena persona. Pienso en irme pero estoy cansado y se está cómodo, así que les hablo a los bichos y les digo que si no me pican no les haré nada, podría comenzar a matarlos pero ni se me pasa por la cabeza y ellos me respetan durante la noche.

primera noche

primera noche

Bicho de los cuernos

Bicho de los cuernos

Después de mi experiencia con los bichos encuentro otro lugar para dormir, es un mirador que hay en medio del bosque con bonitas vistas al lago, donde tengo techo y enchufe, encuentro hasta unos cartones para poner bajo la esterilla así que estoy de lujo. Aprovecho la estación de tren dejando casi todo el peso de la mochila en la consigna, usando el wifi gratuito y los baños, con papel y asiento calefactado. Compro la comida en el supermercado y cocino con el hornillo, hay días que gasto menos de cinco euros, eso sí, pasando un poco de hambre pero me queda mucho viaje por delante.

Subida el mirador

Subida el mirador

Preparando la cena

Preparando la cena

Cómo manejo los palillos

Cómo manejo los palillos

Vistas desde el mirador

Vistas desde el mirador

Paso cinco días por la zona, mi intención era escalar el monte Fuji pero solo se puede subir en verano, ahora está prohibido, hace falta un permiso especial y como la cima ya está cubierta de nieve se necesitan crampones y material de alta montaña que no tengo. Para desquitarme asciendo varios picos menores de los alrededores: El Mt. Arakurayama, el Mt. Shimoyama y el Mt. Mitsutoge. Todos tienen una subida por bosques repletos de avellanos, cedros gigantes, bambúes, cerezos y pinos japoneses. También subo a la 5* Estación, que es hasta donde se puede subir del Fuji a 2.200m de altura, hay un autobús que te lleva por una carretera que han abierto en la montaña, pero yo asciendo desde Kawaguchico en lo que serán unos 40km y diez horas pero eso lo contaré con detalle en la siguiente entrada, por la belleza del recorrido y las aventuras que me pasan.

Fuente purificadora

Fuente purificadora

Templo

Templo

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El Monte Fuji en la subida al Mt. Shimoyama

El Monte Fuji en la subida al Mt. Shimoyama

Mariposa gigante

Mariposa gigante

Niños con el kimono

Niños con el kimono