Hay veces que algo que puede parecer duro y pesado, como navegar ocho horas por un río en un bote pequeño e incómodo. Si ese río se llama Mekong y surcas sus aguas atravesando valles y montañas, observando como pescan los locales, admirando la vida que florece en sus orillas mientras los búfalos se bañan despreocupados. Ese viaje se convierte en una experiencia inolvidable.
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Al llegar temprano a coger sitio pudimos sentarnos en dos de los únicos cuatro asientos con mullido, ésto hizo aún más placentero el trayecto. Llegamos a Luang Prabang cuando el sol se escondía en el horizonte entre un mar de nubes.
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Luang Prabang, ciudad patrimonio de la humanidad, es famosa por sus mercados y en ella se mezclan los edificios coloniales franceses y los templos budistas. Es una ciudad tranquila y ordenada, un poco cara para ser Laos pero donde se puede comer en sus buffets libres donde puedes llenar el plato por un euro.
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Solo pasamos dos días en esta bonita ciudad, después del frío que hemos pasado en el norte tenemos ganas de calorcito y poco a poco nos dirigimos al sur…