Llego a Perú después de coger tres vuelos y treinta horas de viaje. En principio solo quería estar un día en Lima, una ciudad enorme con mucha contaminación. Pero Erik, el dueño del hostal Pay Purix donde me alojo, se interesa por mi historia y me cambia mis dos libros en pdf por otras dos noches de hotel, buena manera de empezar… Aprovecho para descansar y visito el barrio de Miraflores con su parque de los gatos, donde decenas de felinos campan a sus anchas y el parque de los enamorados, con unas buenas vistas de la playa y unos muros con azulejos de colores donde están impresas frases de amor de escritores y sabios. Empiezo a disfrutar de la gastronomía peruana y a sentir el calor y la alegría de su gente.

La playa de Lima

La playa de Lima

Voy en bus a Arequipa viajando por la costa y en un pueblo la carretera está bloqueada por piedras que unos manifestantes arrojaron, reivindican tener agua y luz eléctrica, después de cuatro horas de parón podemos continuar. Arequipa es una ciudad polvorienta con calles anchas y fachadas y suelos de piedra, está enclavada a las faldas del volcan Chachani. Visito la catedral, la plaza de armas, la iglesia de San Francisco y Santa Catalina.

Arequipa

Arequipa

Arequipa

Arequipa

 

Llego a Chivay en pleno cañón del Colca. Se celebra la fiesta del Wititi, cientos de personas pueblan las calles vestidos con su traje tradicional y bailan al son de una música monótona pero con ritmo. Voy al cañón, es el doble de grande que el cañón del Colorado. El cóndor es el rey de los cielos y tengo la suerte de avistar cuatro ejemplares. Caminar por los senderos con un abismo de 2.000 metros bajo tus pies es toda una experiencia.

Chivay

Chivay

Fiesta del Wititi

Fiesta del Wititi

Cañón del Colca

Cañón del Colca

Cóndor

Cóndor

Puno es una ciudad fea y sucia pero sus miradores y el lago Titicaca bien merecen una visita. Paseo por la ciudad y sus mercados y subo al mirador del cóndor donde hay una vista fantástica del pueblo y el lago. El agua es de un azul intenso y las montañas y casas se abren en abanico.
Arriba me encuentro una ancianita de la etnia aimara, vende bebidas y dulces. Llevo agua pero me da pena y compro una botella, vale 2 soles pero le doy 10 soles de propina. La mujer se pone muy contenta y me da una chocolatina. Se llama Lucia Ramos y tiene 80 años, cada día sube los 640 escalones con diez kilos de peso. Su rostro arrugado y sus ojos llenos de cataratas reflejan una vida dura y llena de trabajo. Le digo de hacerle una foto, se pone nerviosa, me pregunta dónde irá la foto y le digo que para España. Se acicala lavándose la cara y arreglando sus trenzas donde une unas matas de pelo de alpaca. Me despido de ella admirado por su dureza.

Vista desde el mirador

Vista desde el mirador

Doña Lucia Ramos

Doña Lucia Ramos

Cojo un barco y visito a los Uros, estos indígenas viven en islas que fabrican a base de totora, unos juncos que nacen en el lago, con ellos también fabrican los barcos y casas y hasta se los comen. Esta gente estuvo aislada en el lago durante 2.000 años sin afectarle la cultura inca, aimara o española. Hasta hace 25 años que llegó el turismo al Titicaca no se relacionaban con nadie y conservaban su idioma preincaico y sus costumbre ligadas al lago. Ahora viven del turismo, tienen placas solares y venden artesanía.

Isla de los Uros

Isla de los Uros

Niño uro

Niño uro

También visito la isla de Taquile, para llegar a la plaza camino entre campos de cultivo y casas de barro. Es domingo y todo el pueblo está en la iglesia, las mujeres llevan un mantón negro en la cabeza y los hombres llevan el mismo traje blanco y negro y un gorro que diferencia su estatus social. Las vistas del Titicaca muestran su inmensidad, el lago navegable más alto del mundo a casi 4.000 metros, parece que estemos rodeados del océano.

Taquile

Taquile

Gente saliendo de la iglesia

Gente saliendo de la iglesia

Arco con vistas al lago

Arco con vistas al lago