Katmandu es la capital de Nepal, miles de viejos y mugrientos edificios se amontonan en torno a un río contaminado y fétido. Visto así dan ganas de salir corriendo, pero entre sus calles hay lugares cargados de espiritualidad y encanto. Y es parada obligatoria para ultimar los preparativos para comenzar cualquier ruta por el Himalaya. Aquí he estado ocho días repartidos en tres ocasiones, la primera fue antes de comenzar el trekking del Everest y dediqué practicamente los tres días que estuve en recorrer las tiendas de Thamel y comprar todo el material necesario para surcar el Himalaya. Después de regatear mucho conseguí un buen equipo por un precio bastante bueno.
Prové la vida nocturna de la capital y salí un par de noches, antes de que llegue la media noche cierran los garitos, así que a las diez los nepalís llevan una borrachera considerable, aún con ese panorama el ambiente de los locales nocturnos de Katmandu es bastante cordial, la gente sale a divertirse y nada más, pero a mí, acostumbrado a los horarios españoles no me dio tiempo ni a calentar… La segunda vez que estuve aquí fui a visitar Durvan Scuare, es una plaza con edificios antiguos de color marrón y techo de madera, está lleno de palomas y los locales entran a sus templos a rezar. Se supone que hay que pagar entrada pero yo me hice el loco y me colé por un lateral.
Nepal es un buen sitio para adornarse con tinta el cuerpo, y como soy un enganchado de oir el sonido de la máquina y sentir la aguja atravesando mi piel, me hice un par de tattoos.
La tercera vez después de disfrutar del parque nacional de Shivapuri y pasar unos días en el templo de Kopan, entré andando y cargado con la mochila a la ciudad. Fui a visitar Bouddhanath la estupa más grande de Nepal, cuando te acercas por las angostas calles, y la ves alzarse imponente te abruma su grandeza. Con sus ojos pintados y las banderas de oración descendiendo en perpendicular, es toda blanca y el torreón metálico reluce con el sol de la mañana. Me vuelvo a colar para admirarla de cerca y cuando termino voy caminando hasta Thamel, desde Kopan son unas tres horas en las cuales recorro media ciudad respirando su contaminación pero disfrutando del día a día de la gente local.
Al atardecer subí al templo de los monos, está en una colina al oeste de la ciudad. Se sube por unas escaleras rodeadas de árboles centenarios, varias estatuas de Buda animan a la gente a ascender los escalones de piedra, está vez no me puedo colar ya que solo hay una entrada y hay un guardia. La estupa blanca con los ojos que todo lo ven, vigilan los movimientos de las calles con sus edificios grises y mercados llenos de vida. Los monos campan a sus anchas por los alrededores, si no fuera por la niebla causada por la polución se verían los Himalayas.
Me despido de Katmandu, pese a su tráfico y contaminación, es una ciudad donde puedes encontrar de todo, es barato comer y hay un buen ambiente mochilero. Pongo rumbo a Pokhara en la ante sala de los Annapurnas.