DELHI 4/2/14
El día 3 de febrero comienza la aventura. El viaje es largo pero con la ilusión de la ida lo llevo bastante bien, son 36h: 1 autobús, 2 aviones y una escala de 9h en Estambul. Llego a Delhi a las cuatro, todavía es de noche y la bruma le da un aspecto fantasmágorico a la ciudad. Cojo un taxi y le indico que me lleve a Pahar Ganj, la zona donde suelen alojarse los mochileros. Comienzo a buscar alojamiento y en los que pregunto o están llenos o cobran mucho, pese al cansancio comienzo con los regateos. Andando por la calle busca vidas me ofrecen ayuda y como no me fío los rechazo amablemente. Un chaval de unos 16 años se acerca con un folleto en las manos, me señala que mire algo y entoces veo cómo esconde su mano bajo el papel y la acerca sigilosamente a mi riñonera. Otros dos pillos se me pegan a la espalda y me veo acorralado en una sucia y oscura calle de la India. Aparto su mano de un golpe seco y giro de tal manera que pueda ver a los tres, les miro desafiante para actuar según su reacción. Ellos se giran con indiferencia y se pierden en la noche. Miro la mochila y ya habían abierto la cremallera del bolsillo pequeño. Regreso al último hotel donde pude bajarle a 500rp y me tumbo en la cama todavía con la tensión en el cuerpo. Malas sensaciones nada más llegar… Salgo del hotel en busca de un sitio con wifi y comer algo, andar entre las calles sin asfaltar, sorteando Indios que te ofrecen de todo, perros, vacas y todo tipo de vehículos es toda una experiencia… No sé si me llegaré a acostumbrar. Comiendo conozco a dos españoles Cesar y Mariano y me siento a su mesa, son ya veteranos en India y me dan buenos consejos. Cuando les cuento mi incidente al llegar, me dicen que ni se me ocurra salir desde las diez de la noche hasta que salga el sol. Por la noche la droga y la delincuencia convierte en peligrosa la ciudad. Al día siguiente recorro la parte vieja de Delhi caminando, visito la mezquita Jama Masjid, el Chandni y el fuerte rojo donde en su interior, tumbado en el cesped debajo de un árbol, no se escuchan las bocinas y descanso más en unos minutos que en toda la noche anterior. Todo me lleva seis horas y menos en el fuerte no me cruzo con ningún occidental.
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Cuando sales de los sitios turísticos nadie repara en ti y en la calle se practican los oficios: los barberos, los limpiadores de oidos, el hombre que te pesa por una rupia… La suciedad que se esparce por todos lados me hace pensar y no comprendo cómo puede haber personas que vivan así. Ni siquiera los perros cagan donde duermen… Pero aquí la gente hace sus necesidades en las calles y se sientan o se tumban sin importarles lo más mínimo. Dios me dejó sin olfato para ser fontanero y visitar Delhi. Al faltarme ese sentido juego con ventaja. Por la noche me encuentro con mi amigo Ruben, cenamos con unos chicos de Mallorca y observamos como las vacas hacen el papel de camión de la basura, comiendo papeles, cartones y hasta plásticos. Al día siguiente partimos hacia Agra, donde se encuentra el Taj Majal.
Mucho ánimo zaragoza!!! Será un mal empiece en la vida real pero un fantástico inicio de una novela q enganche desde el principio. Me divierte leer sobre tus experiencias porque te conozco tanto q voy poniendo mentalmente tu cara con sus gestos a todo lo q cuentas. Lo vas a pasar bien y vas a vivir muy intensamente, disfrútalo y no te rindas. Un abrazo gordo desde el poblado.
De la que se libraron esos ladronzuelos cuando salieron corriendo!!! Una patada o un puñetazo de Bull tiene que dejar a cualquiera KO!!!
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