Comienza una nueva etapa: recorrer Australia haciendo dedo. Los transportes son muy caros y como tengo tiempo y ganas de conocer gente nueva, preparo un cartel con el nombre inglés de mi proyecto: Escribiendo el mundo, y me lanzo a la carretera luchando con el sol abrasador de las antípodas. Me va genial, nunca espero más de 15 minutos y viajo en siete coches diferentes, gente amable e interesante que comparten experiencias, me invitan a agua fresca y hasta unos músicos me regalan su último disco.

¿Me llevas?

¿Me llevas?

Llego a Cow Bay, una playa paradisíaca de arena blanca rodeada de selva, cuando la veo decido quedarme a dormir. El agua es cristalina y la barrera de coral está muy cerca, la pena que no se puede bañar, pues hay cocodrilos y medusas venenosas. El problema es que tengo poca agua para pasar la noche, así que cojo la botella y me voy al parking a pedir un poquito a la gente que ya se va, pide y se te dará… En el crepúsculo, monto la tienda al final de la arena de la playa pero mientras ceno, ya en la oscuridad veo que la marea está subiendo y tengo el agua a solo un par de metros, dudo que hacer pero me imagino flotando en mi tienda mientras duermo rodeado de tiburones.

¡Mierda, otra vez me toca caminar de noche en la selva!

Desmonto todo con el agua a un metro a la luz de la luna, me acuerdo de los cocodrilos y me hace ir rápido, me adentro en la selva y a unos 500m encuentro un sitio elevado que parece que me estuviera esperando. Monto la tienda y duermo escuchando las olas y la banda sonora de la jungla.

Despertar

Despertar

Amanece en Cow Bay

Amanece en Cow Bay

Sigo caminando hacia Cape Tribulation y nada más empezar me coge en su coche Arwen, una australiana de cincuenta años, me invita a café y tostadas en su casa en medio de la selva, la casa está desordenada con objetos desparramados y con una capa de polvo. Me deja en la terraza en plena selva, un colibrí azul pasa batiendo sus alas como si fuera un helicóptero. Estoy aquí solo como veinte minutos, no sé dónde ha ido Arwen. En la mesa hay una cachimba casera con líquido negruzco y un paquete de tabaco donde están las drogas. Un tipo que duerme en un altillo dentro de la casa se asoma con indiferencia y sigue durmiendo, tiene pintas de presidiario con el pelo largo, barba rala y mirada sucia. No me siento cómodo y me quiero ir de aquí, hemos venido entre caminos de tierra, ¿sabré salir de aquí solo? Busco a Arwen, le doy las gracias pero le pido que me acerque a la carreta. Me ofrece quedarme unos días mientras se frota con las manos los ojos, se la ve cansada y parece buena persona, pero quiero seguir mi camino y cuanto antes… Me lleva a la carretera general y con dos coches más llego a Cape Tribulation.

Arwen saliendo de su casa

Arwen saliendo de su casa

Terraza de Arwen

Terraza de Arwen

Me quedo en el camping Jungle Lodge, monto la tienda y me voy a explorar los alrededores, camino por caminos bien marcados por la selva y paseo por Myall beach al atardecer, todo un espectáculo de luces y colores.

Mayall beach

Mayall beach

Atardecer

Atardecer

Asciendo el Monte Sorrow, la vegetación te envuelve con sus lianas, palmeras, helechos y árboles altísimos con raíces retorcidas. Voy un poco nervioso, llevo varias horas adentrándome en la selva sin encontrarme con nadie, voy alerta mirando sobre todo donde piso no me salga alguna serpiente, el camino es muy empinado y a veces casi hay que escalar. Casi en la cima me encuentro a unos chicos que bajan y es un gusto ver seres humanos. Desde la cumbre puedo ver la inmensidad verde y azul, selva y mar, tierra y agua unidos para mi deleite, me da pena no compartir este momento y me acuerdo de la gente que quiero.

Troncos retorcidos

Troncos retorcidos

Varano

Varano

Araña

Araña

Vistas Mt. Sorrow

Vistas Mt. Sorrow

Hoy mi meta es ver los famosos cocodrilos de agua salada, dejo el camping y llego haciendo dedo hasta Noah Creek, un río bastante caudaloso donde me han dicho que a veces reposan los reptiles gigantes. Camino cerca de la orilla con cámara en mano y los sentidos alerta, pero no hay suerte y me va a tocar ir al río Daintree y coger un bote para verlos. Cuando compro el ticket, me dicen que en verano es difícil verlos porque están dentro del agua, le digo que tengo mucha suerte y seguro que veo alguno…

En busca de los cocodrilos

En busca de los cocodrilos

El paseo por el río es muy tranquilo, navegando entre manglares, todos los ocupantes vamos atentos a cualquier movimiento en el agua, ya estamos volviendo sin muchas esperanzas de ver ninguno y el conductor de la barca nos señala uno tumbado en la arena. Está inmóvil pero aun en la seguridad del bote imponen sus mandíbulas repletas de dientes afilados. Vemos otro sumergido asomando los ojos y la nariz. ¡Ya he visto cocodrilos! Ya había visto en Egipto y en México, sobre todo me hace ilusión por mandarle las fotos a mi hijo de tres años Gabriel, está loco por los cocodrilos y por que me los coma. De momento con verlos y fotografiarlos me conformo…

Cocodrilo reposando

Cocodrilo reposando

Cocodrilo en el agua

Cocodrilo en el agua