Al poco de entrar en Alemania paramos en Friburgo, calles del centro son adoquinadas, anchas y tiene una catedral muy bonita. Vemos a unos clavales veinteañeros que se quedan en ropa interior y corren alrededor de la plaza, supongo que para celebrar el comienzo del nuevo curso.
Entramos en plena Selva Negra y conducir por la carretera es un espectáculo, frondosos bosques con árboles altísimos nos dan la bienvenida. Pasamos la noche en Freudenstadt y nos tomamos unas cervezas alemanas. Al día siguiente vamos por la carretera B500 a Baden-Baden, la pena que hay una niebla muy intensa y no se ve a mas de dos metros, aún así paramos y caminamos por un bosque digno de un episodio de los nogmos, con árboles gigantes, musgo por todas partes y setas de distintos tamaños y colores.
Paramos en Colonia, una bonita ciudad con una catedral levemente iluminada que parece de hierro, calles repletas de tiendas y músicos callejeros combatiendo el frío tocando.
Vamos a Amsterdam, la ciudad más famosa de Holanda. Entramos con la furgo al centro y comprobamos por qué es la ciudad de las bicis… es una locura circular entre peatones, bicis y tranvías por todos lados. Aparcamos en un parking y cuando vemos que vale 5 euros la hora salimos como rayos y recorremos el centro a todo correr. La plaza Dam, los mercados de flores y los distintos canales. Intentamos aparcar en las afueras, encuentro un sitio en la calle a unos diez kilómetros del centro y me sorprende que valga 4 euros la hora. Nos vamos más lejos e intento aparcar en un polígono y todo era prohibido aparcar con aviso de grúa. En estas empieza a llover con intensidad así que desistimos y continuamos hacia Bélgica.
Nos vemos envueltos en un atasco al entrar a Bruselas, en una hora habremos adelantado doscientos metros, me desespero y aparco el coche a un lado. El G.P.S dice que quedan 6 km hasta el centro pero prefiero andar que estar aquí esperando. Después una buena caminata nos sorprende el palacio, parece que estás en un cuento de princesas. Hay muchos edificios bonitos e iglesias por todos lados. Volvemos cerca de la media noche y el camino de vuelta a cambiado… vamos por calles estrechas y oscuras donde solo hay gente con malas pintas, nos sentimos observados. Reparto el dinero y las tarjetas por los bolsillos y le digo a Vanesa que si pasa algo se ponga detrás mío. Llegamos al coche sin incidentes, ya no hay atasco así que salimos y llegamos hasta Francia.
En un día hemos estado en cuatro países. Desayunamos en Alemania, comimos en Holanda, cenamos en Bélgica y dormimos en Francia.
Que bonitas fotos dani¡¡¡, un viaje increible¡¡¡ aprenderé artes marciales por si vuelvo a Bruselas de noche¡jejejejej.. ,encantada de recorrer el mundo contigo, un mundo que haces nuestro¡¡.besos